Argentina tiene que mejorar la prevención de los factores de riesgo.

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Así surge de la primera prueba internacional sobre el control de las enfermedades no transmisibles; se realizó entre 23 países con distintos niveles de ingresos.

El país apenas habría aprobado si la primera prueba internacional de desempeño en el control de los factores de riesgo fuera un examen del colegio. Fue de hecho la «materia» en la que 23 países sacaron la calificación más baja. Aun así, con un 46% de eficiencia en su desempeño, la Argentina quedó en el cuarto lugar, tras Gran Bretaña (60%), los Estados Unidos y Chile (48% ambos). Le siguen Brasil y Costa Rica (44%), según publica la revista TheLancet.

Veintinueve evaluadores del sector público y privado, la academia y las ONG locales le atribuyeron al país apenas un 46% de efectividad en la prevención y el control de los factores que predisponen a la población a las enfermedades no transmisibles (ENT), como los trastornos cardiovasculares, la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y algunos cánceres.

La herramienta que desarrolló la red Grand South, integrada por 11 centros científicos de excelencia, cumple con la Declaración Política de la ONU sobre las ENT. En 2011, los países se comprometieron a reducir la carga de esas enfermedades, que causan hasta el 80% de las muertes (el 30% es en menores de 60). La mitad de esas muertes se puede evitar con políticas sanitarias eficientes.

«Los resultados demuestran que la prevención y el control de las enfermedades crónicas van de la mano del desarrollo social y económico de los países. Esta epidemia no va a dar tregua. De no controlarse, los costos atribuibles a estas enfermedades harán insustentables a los sistemas de salud», sostuvo Adolfo Rubinstein, director general del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), afiliado a la UBA, y director del Centro de Excelencia para la Salud Cardiovascular en América del Sur (Cescas), que integra la red Grand South.

La prueba, llamada Tablero de Control de las ENT, incluye 51 indicadores técnicos del desempeño de un país en cuatro categorías clave: el control de los factores de riesgo, la respuesta del sistema de salud (público, privado y de la seguridad social), la vigilancia y la investigación de las ENT y el gobierno (la capacidad de crear equipos técnicos, la promoción de leyes o la asignación de partidas).

Más de la mitad de los 23 países estuvo por debajo del 50% de eficiencia, mientras que poco menos de un cuarto no alcanzó el 25% en promedio. «Aunque todos los países mejoraron en la prevención y el control de las ENT, la mayoría de las naciones de medianos y bajos ingresos tiene una gran tarea por delante para reducir el padecimiento y las muertes por esa causa», dijo Ana Román, del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (Incap), que lideró el proyecto.

Desde el IECS explicaron que entre los indicadores que hicieron que la Argentina calificara con un desempeño «moderado» en el control de los factores de riesgo pesaron la alta prevalencia del tabaquismo en los mayores de 15 años, la cantidad de mayores de 18 con sobrepeso y valores elevados de tensión arterial y colesterol, como también la baja implementación de políticas y estrategias para reducir el consumo y la publicidad de alimentos y bebidas poco saludables para los chicos y los adolescentes, entre otras.

En las otras tres categorías evaluadas, el desempeño mejoró con un 62% en vigilancia e investigación, un 71% en respuesta del sistema de salud y un 69% en gobierno. El IECS lo atribuyó a la existencia de sistemas nacionales de registro de la actividad física, el tabaquismo y las causas de muerte. En «gobierno», el país sacó ventaja con el porcentaje de PBI que se destina a la salud (7,3% según el Banco Mundial para 2013), la inclusión de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en el calendario oficial, el número de trabajadores de la salud por habitante y la proporción de chicos vacunados contra la hepatitis B en el primer año de vida, entre otros.

Rubinstein, que integra el comité que diseñó y supervisó la prueba, dijo ayer desde la Universidad de Harvard, Boston, que los resultados «son aceptables, pero aún distan mucho de ser óptimos». Destacó varias iniciativas del Ministerio de Salud para prevenir y controlar las ENT y sus factores de riesgo, como la eliminación de las grasas trans o la reducción de sodio en los alimentos procesados y el pan, los ambientes 100% libres de humo y la provisión de remedios gratuitos o a bajo precio para muchas ENT.

Pero indicó que «aún quedan muchas asignaturas pendientes en prevención», como ratificar el Convenio Marco de Control del Tabaco o regular la publicidad y la venta de alimentos y bebidas que promueven la obesidad infantil. Ana Beratarrechea, que coordinó la prueba desde el Cescas en el país, Chile y Uruguay, coincidió: «Queda un largo camino por recorrer». Esta prueba es «un termómetro» para saber qué acciones son necesarias «contra la pandemia de ENT, que avanza muy rápido», concluyó.

Fuente: www.lanacion.com.ar